desde que se levanta hasta que se acuesta, tu la dejaste escapar cuando solo tenías que quererla.
La trataste peor que mal, soy su amiga y lo seré siempre, vi como la tenías loca y solo podías aprovecharte de ello. No sé que la darías para que tuviera esa ceguera contigo, que por muchas veces que la quise quitar el antifaz ella te seguía. Perdí la cuenta de las veces que discutí con ella por ti, la de veces que la advertí; pero no respondía a razones hasta que se dio el golpe; entonces vino y yo estuve con aquí, a diferencia tuya que viste mejor irte y desaparecer. No te mereces ni te has merecido nunca sus lágrimas. Ahora ella podrá vivir y ser feliz, ya buscará a alguien que pueda tratarla como se merece, y en cuanto a ti espero que nunca más estés en su camino y que esto o simplemente la vida te enseñe a valorar lo que tienes ya que hoy por hoy, no lo haces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario